Aprovechar ¿ventajas competitivas?

14.02.2018 13:41

Aprovechar ¿ventajas competitivas?

Desde hace un año, la insistencia del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, para que regresen los capitales nacionales a realizar inversiones en activo productivos a su país, ha sido constante. Por su parte, las empresas transnacionales poderosas como la automotriz Ford, han hecho caso omiso a este llamado. Muchos se fueron con la finta cuando Ford realizó sus paros técnicos, ya programados y coincidieron con el momento en que el presidente norteamericano asumía la presidencia. Se pensó: las empresas están haciendo caso al llamado. Nada más falso para el caso de México. Si algo mantiene las inversiones extranjeras estadounidenses en otros países, son las ventajas competitivas que estos últimos ofrecen a aquellas. México, por su parte, ofrece los salarios más bajos de América Latina.

Lo anterior fue ratificado por el hoy secretario de Gobernación, Alfonso Navarrete Prida, que, en su momento, era secretario del Trabajo cuando hizo las siguientes declaraciones tras la presión de Estados Unidos y Canadá de aumentar los salarios en la industria mexicana: “Las diferencias salariales tienen que ver no con una decisión de buscar una competitividad artificial, tienen que ver primero con asimetrías en las economías donde tenemos trabajadores con muy pocas capacidades, con muy poca certificación de habilidades, con niveles de productividad bajos”. Es cierto, existen asimetrías en las capacidades productivas entre los tres países, innegable. Pero no es justificación para no incrementar salarios a los trabajadores mexicanos, en México, por ejemplo, a través de transferencias; racionalizar el gasto corriente, en sus dos acepciones: priorizar las necesidades y optimizar el gasto en ellas.   

Volvamos al tema y hagamos una precisión. Es necesario recordar que una necesidad del capital altamente tecnificado en los países desarrollados y de la misma globalización, para poder sobrevivir, son las economías de escala que ofrecen los llamados países emergentes (eufemismo para no aplicarles el peyorativo subdesarrollados), para algunos de sus procesos productivos. Tenemos los casos de Fiat Chrysler y de la misma Ford. Cuidado, esto no quiere decir, que la misma tecnificación no tenga sus diferentes niveles de economía de escala y que requiera, en su momento, producir algunos productos con alto valor agregado, en los países donde se encuentran las matrices. A pesar de que, desde la década de los ochenta del siglo pasado, la tendencia es que la brecha entre productividad y salarios reales, en los países desarrollados, es cada vez más ancha. La productividad aumenta y los salarios reales caen.

No obstante, la constante, sigue por la misma ruta, aprovechar el uso intensivo de mano de obra barata de los países emergentes que es su principal ventaja competitiva. Así como la de otros son abundantes recursos energéticos y naturales: Rusia y Brasil. De tarea.