Evidencias de la crisis estructural (III)
19.02.2013 19:38Al parecer el grupo de los veinte (G20), donde se encuentran las principales potencias económicas y los potenciales países emergentes que siempre se van quedar en esa etapa si no hacen algo con los pocos recursos económicos, políticos y sociales, además de la poca y devaluada dignidad que pasean por el mundo (no estoy hablando de México), están espantados por una probable guerra de divisas. Tal vez el mensaje sea para China, que ha inundado el mundo con los productos producidos en su país a bajo costo y con un yuan devaluado. Esto ha logrado exasperar a más de uno. Lo que pasa es que el agua ya les llegó a los aparejos, diría mi abuela. Es necesario recordar que esa guerra de divisas ya tiene tiempo. Por ejemplo, la madre de todas las guerras, más allá del discurso clásico del petróleo como objetivo fundamental, era la guerra de divisas entre el euro y el dólar.
También tenemos el enojo norteamericano contra China. La oposición estadounidense a que esta última no formara parte de la Organización Mundial de Comercio (OMC), tenía como medida de presión, demandar, y que todos demandaran, la política monetaria de la nueva potencia económica.
Una cosa es cierta, el grupo de los ocho, no puede con la crisis estructural. Ni con evitar una guerra de divisas, van a salir del hoyo que ellos mismos están cavando. Países como Brasil (aunque no estemos de acuerdo con su política nacional extractivista), se adelantaron a negociar con los chinos (en este mismo espacio se comentó) y obtener ventajas comerciales, educativas y tecnológicas que les permitan mantener niveles de crecimiento y desarrollo que minimicen el impacto, inevitable, de la crisis económica y financiera estructural.
Pero otro asunto está detrás de ese discurso. Una guerra de divisas implica la intervención el Estado en el manejo de las políticas monetarias. Y eso, causa urticaria, a los especuladores financieros. Los únicos que ganan en estos momentos, son ellos. Contradicción, también estructural: las bolsas de valores en el mundo ganan, mientras las economías reales dejan de crecer o están en recesión. Debemos detener inmediatamente, esta incongruencia. Además, en la economía real, ¿quiénes se benefician de una guerra de divisas? De tarea.